Cincuenta Sombras de Grey, E.L. James

Sí, yo también he caído. He acabado leyéndome este libro, a pesar de que nunca pensé en leerme un libro erótico de este tipo. Pero como toooooooooda la blogosfera no paraba de hablar de él, acabó picándome la curiosidad...

¡LEER RESEÑA SI SE ES MAYOR DE EDAD (+18)!

La expresión <<sexo puro y duro>> nunca fue tan cierta...

Cuando la estudiante de Literatura, Anastasia Steele, recibe el encargo de entrevistar al exitoso y joven empresario Christian Grey, queda impresionada al encontrarse ante un hombre atractivo, seductor y también muy intimidante. La inexperta e inocente Ana intenta olvidarle, pero pronto comprende cuánto le desea. Cuando la pareja por fin inicia una apasionada relación, Ana se sorprende por las peculiares prácticas eróticas de Grey, al tiempo que descubre los límites de sus propios y más oscuros deseos.

Bueno, bueno. ¿Qué decir de esta saga? Sinceramente, terminé este libro aún sin saber lo que opino de él.

He leído muchos libros de erótica pero jamás me había sumergido en el sadomasoquismo. Nunca me ha llamado la atención, así que me sentía un poco reacia a leerlo. Pero como he dicho antes, la curiosidad que sentía me hizo leerlo.

Desde el principio, Anastasia me cayó mal. Tanto, que Bella a su lado me parecía una buena protagonista. Y saben lo mal que me cae la protagonista de Crepúsculo... así que se pueden imaginar cómo es. Sin embargo, a lo largo de la historia va siendo más lanzada e incluso razonable. Aunque cuando se ruboriza porque Grey le pregunta sobre su menstruación y no sea igual con la de cosas que hacen esos dos me pareció un poco de tonta.

Christian Grey es uno de los personajes masculinos más tormentosos que he leído. Me gusta y me repugna a la vez. Me siento casi como la protagonista. Está claro que tiene un grave problema por culpa de su pasado. Cuando está relajado es un amor, pero cuando le sale la vena violenta... Uff, yo siendo la protagonista saldría disparada, vamos. Además, la trata muchas veces como una niña. Literalmente:

-Ahora acábate el desayuno.

[...]

-Come, Anastasia. Anoche no cenaste.

-No tengo hambre, de verdad -susurro.

Me mira muy serio.

 [...]


-Ya te dije que no soporto tirar la comida. Come.

Pero claro, yo me lo imagino como William Levy, un actor que me encanta, y así es difícil dejar de leerlo. ¡No me digan que no están de muy buen ver!

La novela cumple con los clichés de este tipo de novelas: prota virgen e ingenua y maromo serio y dios del sexo que, una vez la conoce, se ablanda y cambia por ella. Eso sí, estoy acostumbrada a que, tanto los protagonsitas masculinos como la escritura sean algo cursi, así que se agradece que el señor Grey vaya al grano y se deje de florituras.

-Así que quieres que vuelva a follarte... -me susurra al oído.

[...]

-¿Te gusta? -me pregunta en voz baja pasándome los dientes por la oreja.

Y empieza a mover el pulgar lentamente, dentro, fuera, dentro, fuera...con los dedos todavía trazando círculos.

Esta novela no se ha hecho famosa por su calidad literaria, eso está claro. La pluma de la escritora es simple, sin muchas pretensiones y algo repetitiva (no sé ni cuantas veces dice la diosa que llevo dentro, uau y ¡Qué bueno está!). Pero siendo una novela erótica donde casi un 90% es puro sexo no es algo que moleste mucho.

Sin embargo, la historia engancha. Las conversaciones entre ellos son divertidas y juguetonas. Especialmente me gustaron los correos que intercambian los protas y tontean. Y las escenas eróticas no están naaada mal...

Respecto a sus prácticas sadomasoquistas, he leído por ahí que lo que le hace a Anastasia es denigrante para la mujer y demás. Considero que en la cama cada uno tiene sus gustos y que si los dos concuerdan actuar de una manera, no hay nada de malo en ello. En ningún caso me parece que abuse de ella , pues muchas veces ella lo pide y lo disfruta (exceptuando cierto momento). Además, él no para de repetir si está segura y le recuerda que en cualquier momento puede hacerlo parar. A mí no me va mucho este tipo de sexo y no me gusta nada que me den órdenes, así que si yo fuera Anastasia no habría historia que contar, vamos. Pero cierto es que la historia me ha entretenido bastante.

En cuanto a las similitudes con Crepúsculo, creo que todo ha sido un estrategia de la escritora. Es cierto que hay ciertos detalles que comparte con la historia -Edward también estaba obsesionado con Bella y su seguridad-, pero Christian no es, ni mucho menos, virgen e inexperto con las mujeres. Es decir, que era un reclamo para que los fans lo leyéramos para descubrir estas semejanzas con la famosa novela vampírica y, de paso, engancharnos a la historia de estos dos.

Aún así, no voy a mentir y decir que la historia no me ha gustado. Es verdad que al principio se me hizo un poco pesado, pero una vez conocemos más a fondo a Christian, no pude despegarme de sus páginas e incluso me quedé leyéndolo hasta casi las tres de la mañana. Eso sí, el final es algo que considero que todos sospechábamos

Resumiendo, comprendo perfectamente por qué Cincuenta sombras de Grey se haya hecho tan famosa: es bastante adictiva y sensual. Además, el final me ha hecho que me quiera leer ya la continuación. Lo recomiendo si te gusta la literatura erótica y, sobre todo, si se es mayor de edad, ya que hay algunas escenitas un tanto...especiales. Y si se tiene pareja, porque es muy duro leerlo si no se tiene, en serio. ¡Espero con ganas la segunda parte!

-No. Y tampoco quiero que te toques.

¿Qué? Ah, sí, la cláusula de que no puedo masturbarme.

-Por curiosidad...¿por qué?

-Porque quiero para mí todo tu placer -me dice en tono ronco, aunque decidido.

 ¡Agradecimientos a Grijalbo por el ejemplar!